El nefasto Harvey;
las truculencias.
Estas
son las razones por las cuales, el diputado federal Harvey Gutiérrez Álvarez NO
debe ser designado rector de la UNACH. Lo anterior, a propósito de sus
pretensiones y de la contaminación que su presencia, en calidad de prospecto,
genera al proceso de auscultación que lleva a cabo la Junta de Gobierno.
1.-Proyecto
gerencial, no de liderazgo.
La
UNACH no es una empresa, es una institución al servicio de los chiapanecos. La
visión comercial que posee de la educación, contraviene las definiciones de universidad
pública con sentido de servicio y vocación social. Harvey Gutiérrez Álvarez,
logró amasar su cuantiosa fortuna explotando la necesidad educativa de miles de
jóvenes deseosos de superación. Lo hizo a través de la franquicia privada
Universidad Valle del Grijalva y otras filiales, convertidas en un emporio con
presencia en las principales ciudades del estado e incluso en Centroamérica.
Para
él, la educación es una S.A. de capital aumentable aprovechando las
circunstancias y las carencias que el estado posee para atender la creciente
demanda de instituciones públicas. Ve a la educación como un negocio lucrativo
en base a la necesidad. La tendencia lógica que adquiriría la UNACH sería hacia
el conservadurismo económico. Esa es su formación, a esos intereses responde.
Harvey
Gutiérrez Álvarez mide la calidad educativa por la denominación de los
billetes, de las monedas; no producto del aprovechamiento y la eficiencia
académica y las óptimas condiciones para hacer un proceso efectivo de
enseñanza-aprendizaje.
2.-Espacio de
poder, no de servicio.
El
también presidente del Consejo Directivo del Instituto de Administración
Pública del estado de Chiapas, invierte los esquemas de socialización e
inclusión de bases de apoyos legítimos provenientes de la comunidad
universitaria—estudiantes, maestros, investigadores, trabajadores--que le
ayuden a concretar sus aspiraciones.
En
vez de ello, busca afanosamente y con tufo autoritario e impositivo, que la
decisión para convertirse en rector provenga de círculos de alto poder.
No
es casualidad que en plena etapa de la auscultación que hace la Junta de
Gobierno, Gutiérrez Álvarez haya organizado una conferencia cuyo disertante es
nada más y nada menos que el Coordinador de la Fracción parlamentaria (PRI) a
la cual pertenece en la Cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones Rivera, de
quien espera sea el que “palomee” e influya en la decisión final.
De
acuerdo a su lógica, el dedo beltronista puede más que la simpatía y aceptación
de quienes integran la comunidad universitaria. Ello es un atentado a la
incipiente y endeble estabilidad que hoy se vive en la UNACH. Harvey Gutiérrez
Álvarez sería un agente de explosión de inconformidades en su contra.
Esta
misma dinámica unipersonal es la que lo hizo, primero diputado local y después
federal, que por cierto fue con el cobijo e impulso del ex gobernador Juan
Sabines Guerrero. El representante del
distrito IV con cabecera en Ocozocoautla, ve en la UNACH un espacio de poder,
no de servicio.
El
ahora también prominente empresario hotelero, además de diputado federal no
posee sentido de servicio a sus representados, pues solo le importan los
canales mercadológicos para seguir acrecentando su fortuna, por lo que para él
la UNACH solo sería un botín, una aventura más de esas que le han procreado
bienestar personal, diametralmente opuesto al espíritu de servicio académico,
intelectual, de investigación, promoción de la cultura, el humanismo y las
libertades, tal y como se concibe que debe ser una Universidad de carácter
público como la UNACH.
3.-Traicionaría
ideales de Velasco Suárez.
La
certera frase del Dr. Manuel Velasco Suárez, ex gobernador y fundador de la
UNACH, en el sentido de que: “El hombre vale por lo que sirve, no por lo que
sabe y menos por lo que tiene”, es una premisa ubica en su justa dimensión a
Gutiérrez Álvarez.
Harvey
sólo se ha servido de los chiapanecos; no posee brillantez académica ni
intelectual, pero sí ha acumulado es mucho poderío económico y con ese capital
acude para que se le designe rector de la UNACH. Quiere comprar ese espacio,
adquirirlo con valor monetario, adornar su ego patrimonial.
El
Dr. Manuel Velasco Suárez nos dejó un legado humanista, Harvey pretende colgar
en su solapa un distintivo humanoide, donde todo se compra y se vende, hasta la
dignidad universitaria.
40
años después de su creación producto de la visionaria percepción del ex
gobernador, otorgarle la rectoría de la UNACH a Gutiérrez Álvarez, sería un
retroceso y un acto mediante el cual se conculcaría el espíritu progresista de
Velasco Suárez.
4.-Enemigo de las
libertades…y de la ley.
Gutiérrez
Álvarez es la antítesis del rectorado que necesita la UNACH. El ambiente
nacional se encuentra crispado producto de los eventos ampliamente conocidos por
todos. Tema aparte.
La
sola presencia de Harvey Gutiérrez Álvarez en el gobierno interno de la UNACH,
alentaría la polarización y los choques de intereses, incendiaría las aulas
universitarias.
Como
todo empresario es enemigo del sindicalismo—y la UNACH posee dos que dan
equilibrio a las relaciones con los trabajadores, académicos y administrativos.
Como
rector (propietario) de la Universidad Valle del Grijalva, el Sr. Álvarez se
opuso terminantemente y reprimió a varios maestros que trataron de formar una
organización sindical que los protegiera de los abusos ahí cometidos contra
ellos.
Su
anticonstitucional proceder y no es circunstancial: para él, todo tiene un
valor monetario y de influyentismo político: lo hizo al reprimir a humildes
campesinos del Ejido Luis Espinosa, municipio de Tecpatán, de donde es
originario, que se opusieron a que fuese nombrado presidente de la asociación
ganadera local de ese lugar, con el único propósito de beneficiarse con
proyectos para su rancho “Dos Estrellas”, en ese mismo municipio y del cual es
propietario.
Tan
es proclive a violentar la ley, que impuso ¡a su yerno! Eliseo Maheda, ex
secretario de turismo sabinista, como su propio suplente en la diputación que
actualmente ostenta. Para Harvey eso de la equidad de género vale lo mismo que
un billete de tres pesos.
5.-Protagónico,
estrafalario, zafio.
¿Qué
seriedad se le puede dar, y peor si sus afanes son dirigir la que llamamos
nuestra Máxima Casa de estudios?
Con
evidentes dificultades para articular básicas palabras, pocos, muy pocos creen que
la actitud de insolvencia académica que demuestra Harvey realmente corresponda
a los cartones y títulos que dice ostentar.
Además,
conocido con el mote de “Guicho Domínguez”, en comparativo por el personaje de
televisión que muestra costosas joyas y presume estrafalarias prendas, Harvey
Gutiérrez Álvarez inició desde hace ya varios meses una intensa campaña
mediática para posicionarse en el ánimo de la opinión pública como el rector
que necesita la UNACH.
Así
lo consta en revistas de corazones y espectáculos; así lo pavonea en los
círculos de poder y ese es su tema favorito en los privados salones del Hotel
Hilton de su propiedad—construido en el sabinato y del que se afirma que el
verdadero propietario es el ex gobernador.
6.-Que se le
investigue: clamor.
El
inusual crecimiento económico que obtuvo Harvey Gutiérrez Álvarez al amparo de
sus complicidades con el ex gobernador Juan Sabines Guerrero, que incluso lo
ubican con negocios en varios países centroamericanos, acrecienta el clamor de
que se le cometa a una rigurosa investigación judicial. Se sospecha que es uno
de los prestanombres del ex mandatario y nadie cree que la vida de virrey que
lleva se circunscriba a los poco más de 140 mil pesos que recibe como diputado
federal.
¿Ese
es el prototipo de rector que necesita la casa de estudios superiores que tiene
como lema “Por la conciencia de la necesidad de servir”?.
APUNTES.
El
zafarrancho sucedido en el Hotel Hilton, durante la conferencia dictada por el
diputado federal Manlio Fabio Beltrones, registra un culpable: Harvey Gutiérrez
Álvarez. Él, por su falta de tacto y sensibilidad para organizar un evento en
plena efervescencia política y universitaria. Su protagonismo fue concebido
como una provocación por parte de la comunidad estudiantil. Ahora, que se
atenga a las consecuencias y no intente culpar a otros de su obcecación
desmedida.
Es
todo, gracias.
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